Bienvenidos al primer volumen de esta serie de artículos titulada “MacGuffin y yo” en los que recogeré algunos pequeños detalles de los que normalmente no nos damos cuenta cuando estamos jugando. Soy el típico jugador que recorre cada milímetro del mapa en búsqueda de cualquier guiño, objeto o información extra – y a pesar de eso me suelo dejar mil cosas – y se fija en detallitos que normalmente la gente obvia porque, al fin y al cabo, no son tan importantes. Pero para mí sí lo son. A veces soy capaz de fijarme en estas cositas y acabar eclipsando la trama principal, yo me lo guiso y yo me lo como. Empezamos.
Qué duro es ser niño en Los Santos
No fue hasta que empecé a preparar otro artículo sobre niños en videojuegos indie que me fijé en que Grand Theft Auto V no tenía ni un solo niño. Por si acaso desempolvé la caja, metí el disco en la consola, cogí “prestado” un coche y empecé a recorrer las calles de Los Santos – respetando todas las reglas de circulación, la duda ofende – en busca de algún renacuajo. El paseo me confirmó lo que temía: No hay ni un niño en todo Los Santos.
Tras huir de las fuerzas del orden un par de veces por un par de tonterías como robar un avión de una base militar y prender fuego a un viandante porque me había mirado mal cuando me salté un semáforo en rojo me puse a pensar en porqué Rockstar no quiso incluir niños en sus juegos y la respuesta estaba delante de mis narices.
Los mundos de GTA están hechos a nuestra medida para que podamos hacer lo que queramos. Podemos jugar al tenis, decidir si vamos al gimnasio o comer en Chicken Bell e incluso conducir como personas normales (todos lo hemos intentado alguna vez y, tras varios minutos, hemos acabado con cinco estrellas de persecución). Pero también nos permiten usar armas a nuestro placer o ir al club de striptease – la palabra en castellano es estriptis pero me hace daño a la vista – y si un juego que nos deje hacer todo eso contara con niños como “víctimas” en las calles de la ciudad, no me quiero imaginar la cantidad de colectivos que se ofenderían y retomarían su lucha contra la desarrolladora, una vez más.
Estos dos son los personajes más jóvenes de la historia y (avisaría de spoiler pero el juego se lanzó en 2013) ella acaba prostituyéndose para ser famosa y él… os cito su mayor (por decir algo) aportación en el juego:
“Oh sí, ¡que te jodan! ¿Sabes qué? Si hubiera un botón de violaciones lo usaría ahora mismo. A no ser que seas un maricón y te guste ese tipo de cosas. En tal caso lo usaría con tu madre.”
Claramente no son buenos ejemplos a seguir pero ambos son adultos así que no entran dentro de este artículo. GTA siempre ha sido una saga en la que explotar tópicos: La primera misión de San Andreas trata sobre robar una bicicleta y la primera de GTA V es robar un coche, ambas protagonizadas por un personaje negro. Y puestos a explotar seguro que a algún guionista se le ocurrió, como se me ha ocurrido a mi, que Franklin o cualquiera de sus amigos tuviera un hijo al cual abandonaran (otro tópico). Sin duda creo que la idea de quedarnos con el perro iba más encaminada a quedarnos con el hijo de algún amigo pero nunca lo sabremos.
Y no me extrañaría, si se volviera a abrir el debate – cosa que dudo -, que los estadounidenses pro-armas usaran su máxima “Guns don’t kill people, people kill people” (traducido como “Las armas no matan gente, las personas matan gente”) para defender a la desarrolladora y la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Pero yo me sitúo en medio. La decisión de que no haya ni un niño en el videojuego me parece acertada porque ni se les echan de menos ni aportarían gran cosa. La moralidad del jugador entraría en juego – valga la redundancia – al tener menores a los que poder dañar en su continua búsqueda del caos.
En una de esas tardes aburridas en las que sacábamos nuestro trozo de papel lleno de trucos para hacer aparecer un tanque, hacerlo indestructible y ver a la policía intentando pararlo no querría haberme topado con un niño cogido de la mano de sus padres o con una excursión escolar. Al fin y al cabo son píxeles pero nosotros, jugadores, también formamos parte de ellos. Y, bajo ningún concepto, querría ver a Trevor cerca de ninguno de estos.