Sigma y la ironía de su designación
Si bien hasta hace no demasiados meses recibíamos un considerable afluente de información por parte de una Blizzard atenta que, sin embargo, nunca parecía mimar en demasía a sus consumidores, el paso del tiempo ha acabado incentivando una cierta tendencia pasotista que ha terminado mermando al límite el impacto de los anuncios oficiales que se realizan relacionados con el tan sonado pero justamente criticado soporte post-lanzamiento de Overwatch, el archiconocido hero shooter para PC, PS4 y Xbox One de la división californiana. Aun con la periódica incorporación de importantes novedades en el campo jugable, que logran darle puntuales vueltas al meta y que siempre consiguen hacernos volver a algunos de los jugadores más añejos de la propuesta durante un par de semanas, el ruido provocado por las mismas parece llegar a nuestros oídos cada vez con menos fuerza, resonando en los mismos durante meras horas antes de escaparse como un silbido sin que prácticamente reparemos en ello.
El caso de Sigma, el héroe número 31 en sumarse al plantel, es especialmente representativo de dicha tendencia, y es que esta suerte de científico loco, que conocimos por primera vez el pasado 23 de julio a través de tráilers oficiales y de su incorporación al Reino Público de Pruebas, no se ha vuelto a dejar ver ni tan siquiera para adelantar su fecha de estreno final hasta la mañana del pasado miércoles 14, cuando directamente aterrizó en los servidores oficiales junto a la demandada cola por función. Partiendo de dicha premisa, fácilmente comprobable y deshonrosamente comparable con casos previos, se puede llegar a la conclusión de que el juego, pese a seguir haciendo gala de una comunidad activa, ha dejado de tener vida en términos mediáticos, coronándose como un nuevo éxito temporal o una de esas ‘modas’ que acaban optando por la secuelitis en el mejor de los casos. La pregunta, llegados a tal punto, salta a la vista: ¿por qué Blizzard ya no parece interesada en promocionar sus trabajos a bombo y platillo? ¿Qué clase de desmotivación lleva a una desarrolladora a trabajar en determinados proyectos únicamente para el disfrute de la comunidad restante, en lugar de volcar todos sus esfuerzos en conquistar al grosso de la comunidad fugitiva? El hecho, entre otras cosas, de que sus diseños ya no ilusionen por igual a los jugadores de antaño, haciendo de sus piezas obras inservibles para la contemporaneidad.
Desde mi perspectiva de jugador ocasional, creo que esta decadencia popular comenzó con el anuncio y estreno de Moira, una heroína amada por muchos pero que, como la posterior Brigitte, podía ser igualmente criticada por lo poco inspiradas que parecían encontrarse muchas de sus habilidades. Poco después llegó Hammond, suponiendo un pequeño soplo de aire fresco gracias a su peculiar movilidad, aunque tras su lanzamiento Ashe y Baptiste pondrían el punto y seguido a un roster de personajes en perenne extensión caracterizado grupalmente por poseer la peor de las similitudes: estar basado en dicotomías con respecto a héroes previos.
Quizás por ello sea un tanto paradójico, casi irónico, que Sigma, cuyo nombre se corresponde con la decimoctava letra del alfabeto griego (Σ), sea un carácter igualmente utilizado en campos como la física o las matemáticas para definir un sumatorio de elementos. Porque si bien su acabado visual, muy en la tónica Blizzard, es capaz de convencer a propios y a extraños – pese a su cuestionable política del calzado -, al final del día no parece distar demasiado de esos proyectiles de Junkrat (que, como sus hiperesferas gravitacionales, rebotan en las superficies alcanzadas), de esa barrera móvil de Symmetra (ahora, fácilmente reposicionable) o de esas cargas de gravitones de Orisa, que, junto al vuelo de Mercy y al impacto del meteoro de Doomfist, parecen configurar su habilidad definitiva.
Desconozco el porqué Blizzard no ha investigado más la posibilidad de sorprendernos con nuevos héroes centrados en el combate melee o constructores (como es el caso de Torbjörn), los cuales brillan por su ausencia y podrían suponer un decidido golpe sobre la mesa de cara a futuras incorporaciones. Tampoco entiendo – más allá de la comprensión del meta establecido y de la invariable estructura de juego – porqué no han querido reinventar la propuesta con nuevos tipos de héroe, que vayan más allá de lo establecido y que aporten una capa extra de complejidad, ofreciendo un desafío táctico a una comunidad considerablemente experimentada. De puertas para afuera, formular incógnitas como estas da lugar a la conclusión de que en Blizzard se están quedando sin ideas, aunque estoy seguro de que no es así, y de que muy probablemente ya estén manos a la obra con lo que aquí he solicitado, y con otras cosas que casi no podemos ni imaginar. Si nos tocará esperar o no a un hipotético y muy rumoreado Overwatch 2 para verlas en acción, es otra historia.