El refinamiento de una fórmula
Ace Team aceleraría corazones al aterrizar en 2011 sobre PC y consolas Rock of Ages. El juego, que combinaba estrategia con tower defense y habilidad, hizo pasar a más de una persona un buen rato, pues lo que se mantiene en sendas entregas es, sobre todo, la cálida bienvenida y las buenas intenciones. Desde luego, Ace Team le lleva ventaja a Camus: no solo por hacer a partir del mito de sísifo un videojuego sino que también hacer una segunda parte.
A nuestro protagonista Atlas, que sujeta el mundo, un día se le escapa el globo terráqueo de las manos y para recuperarla deberá de recorrer toda Europa y el Mediterráneo. Atlus coge en una mano un libro de historia y en la otra un matasuegras, instándonos a en que le acompañemos. Todo este viaje por el antiguo continente Europeo y el norte-africano es una oda y chiste al mismo tiempo de lo que en un su día, podríamos decir que fue “Trending Topic” y caló en nuestra cultura por el resto de los días: las teorías de copérnico, la leyenda de Pompeya, las locuras de Van Gogh… Trata todo esto desde un humor al estilo Monty Python, retorciendo la ficción de todos esos relatos, mitos y leyendas.
Esquiva y golpea
Conserva la estructura principal de su antecesor: en la defensa distribuimos diferentes obstáculos por un escenario que el contrincante más tarde deberá de esquivar y en el ataque nos lanzamos con nuestra roca rodante a por el enemigo, esquivando los elementos que él colocó. Es una carrera de obstáculos organizado por los mismos corredores, visto de esta forma, que recuerda mucho a los juegos de Super Monkey Ball.
Este sprint finaliza cuando golpeamos la puerta del adversario, y volvemos a colocar obstáculos. La partida acaba cuando uno de los jugadores derriba la puerta de su adversario. No se trata de deslizarse por una superficie lisa y punto: independientemente del adversario, el mapa tiene su complicación y ha sido inteligentemente diseñado para acabar echándonos de él sin utilizar la fuerza. Hay un trabajo de diseño de niveles muy bueno detrás de la obra de Ace Team. Lo que hace a Rock of Ages II dinámico es este surtido de estilos de juego encontrados. Comenzamos con un juego de estrategia pero le seguirá un juego de habilidad que se tornará en un tower defense en primera persona – como muy bien hace Sanctum 2-.
La novedad más notable de la segunda parte de la saga es su opción a convertirse en cooperativo. Esto multiplica las posibilidades enormemente. Cada jugador tiene su táctica, puntos débiles, fortalezas… la unión hace la fuerza, como dicta el dicho. Cada usuario se especializa en una fase, o quizá se combinan estrategias. Si ya era extenso de por sí el juego, con esta opción se hace infinito.
Bien cierto que el primero juego ofrecía posibilidades pero, en algún momento acababa siendo algo (como cualquier juego, pues todo posee un fin). Aquí se da una vuelta de tuerca a todos los aspectos del juego: los mapas poseen más movimiento, atajos, caminos serpenteantes… adquiere un tinte de juego plataformas; las trampas que puedes colocar están más especializadas y requiere exploración como se combinan mejor; las bolas con las que puedes atravesar el mapa son más diversas: hay bolas de fuego, de pintura que entorpecen al enemigo, con satélite girando alrededor tuya a modo de arma… Lo que se ha hecho en definitiva es observar que tenía potencial en Rock of Ages y llevarlo al próximo nivel.
Respecto a las rocas y trampas del juego, se ha querido de hacer de una forma diferente al primer Rock of Ages. En primer lugar, ya no está a nuestra disposición todos los obstáculos y rocas durante la partida sino que, han de elegirse antes y esto marcará el resto del nivel y nuestra forma de abordar en dicha ocasión en el juego. A esto le sigue que cada tipo de obstáculo o roca posee una función más concreta. Esto genera más profundidad en el juego ya que el efecto de cada bola de piedra con trampa es diferente y cambia dependiendo del contrincante y el escenario. Constantemente estamos descubriendo estrategias y formas de afrontar un enfrentamiento con el contrincante.
Es destacable la dimensión extra que se le da al modo historia. Entre un nivel y otro se viaja mediante nuestra bola circulando en caminos trazados por el mapa Europeo. Es algo así como el mapa de Super Mario: el juego se compone de “x” niveles y realmente es lineal pero haciendo un breve trayecto entre uno y otorgando la elección de elegir, adquiere un tinte de aventura. Por este mapa se reparten asimismo jefes finales y desbloqueables. Añadir que, al igual que algunos juegos de plataformas de Mario, cada nivel posee una serie de estrellas que ganamos dependiendo de que tal fue la partida y nos desbloquean una zonas u otras
También hay un componente mayor de personalización. Pienso que esto potencia el juego multijugador enormemente en el cual sí que podemos encontrar contrincantes al día de hoy. Se pueden customizar las rocas, nuestros estandartes, personajes…
Ejercicio de libertad
Jugando a la obra del estudio chileno, me planteé lo divertido que tuvo que ser en ciertas ocasiones llevarlo a cabo. Por supuesto que empezarían con una idea clara y que trabajan bajo cierta presión pero, no creo que tuviesen cadenas a la hora de crear y transformar. Me parece un juego fresco, libre de ataduras, que se toma la libertad de elegir su propia identidad en una industria que padece de “secuelitis” y abusa del refrito en ocasiones.
Rock of Ages es hijo del amor puro. Está bien documentado, posee un estilo artístico acogedor y personal. Su apartado visual se podría definir como cartoon/ilustración, tratando de imitar el decorado de una obra de teatro. El apartado sonoro posee tantos efectos de sonido como un concurso televisivo, y recupera tanto canciones del primer juego como referentes de la música clásica. Creo que va más allá: el escenario de Holanda es un tributo de arriba a abajo a Van Gogh, pintado con su pincelada suelta y estilo impresionista; el de Lviv revuelve la memoria de aquellos niños que crecieron con Baba Yaga. Es un ejercicio de memoria y tributo al mismo tiempo.
Las segundas partes, en ocasiones, no están tan mal como las pintan
Hay dos situaciones por los que te puedo recomendar una u otra cosa… Si jugaste el primer Rock of Ages y te gustó, debes de jugar a este título. Si no conoces Rock of Ages II, la forma más barata de comprobarlo es comenzar por su primer juego que, aun siendo más primitivo no está para nada desfasado y puede hacerte una idea de que clase de obra se trata. Rock of Ages II pule los vicios del primer juego y exalta sus virtudes. Para mí, es una propuesta tan sólida como cualquier otro juego célebre que conozcamos.
Ace Team se desliza libre como su icónica roca, moviéndose por donde le place y derribando los obstáculos que se cruzan por su camino. No espero otra cosa que vuelva a sorprender – como siempre consigue -.