Un 10% de impuesto a juegos calificados con M o A por la ESRB
Un grupo de legisladores en Pennsylvania, Estados Unidos, han presentado un proyecto de ley que propone un impuesto especial del 10% sobre los videojuegos violentos. El llamado “Sin tax” – o impuesto al pecado- se aplicaría a cualquier juego calificado por la ESRB como M, para mayores de 17 años, o como A, sólo para adultos, tanto en ventas físicas como digitales. El proyecto de ley pretende que las ganancias que genere dicho impuesto vaya en beneficio del fondo llamado Cuenta de protección digital para la seguridad escolar, la cual está destinada a mejorar las medidas de seguridad en las escuelas dados los tiroteos en Parkland, Florida y Newtown, Connecticut. La idea viene dando vueltas desde el año pasado con el razonamiento de que los videojuegos violentos pueden ser un factor influyente en la cantidad e intensidad de la violencia en las escuelas de Estados Unidos.
Este no es el primer caso de la justicia de Estados Unidos atentando en contra de los videojuegos, y es que en marzo del año pasado, la mismísima Casa Blanca presentó un vídeo en Youtube con un compilado de escenas de las más violentas del medio, de una forma insultante y parcializada.
La demonización del medio
Está claro que cuando nos referimos a la industria de los videojuegos, siempre ha habido problemas desde su concepción con los medios de comunicación y el gran público, y la violencia demostrada en muchos títulos siempre ha sido punto de controversia aprovechado por los primeros. Basta con citar a la primera entrega de la ahora icónica saga Doom para demostrar cómo la violencia en las escuelas de Estados Unidos y la de los videojuegos siempre ha sido relacionada. Doom, siendo uno de los primeros videojuegos en recibir una calificación Mature por la ESRB presentó conflictos desde sus inicios. Desde ser atacado por grupos religiosos por sus “trasfondos satánicos”, hasta ser considerado un simulador de asesinatos en masa por un crítico y fundador del Grupo de estudio de Killology, el cual se dedicaba a analizar el impacto psicológico y fisiológico del asesinato y el combate en los humanos. Pero estos no fueron los únicos problemas a los que tuvo que enfrentarse el ya polémico juego, ya que en 1999 -6 años después de su lanzamiento inicial- tras una seguidilla de tiroteos en masa en escuelas de Estados Unidos, Eric Harris y Dylan Klebold, realizaron la masacre en Columbine High School el 20 de abril de dicho año. ¿Qué relación tenía Doom con dicha tragedia?, se preguntarán. Pues ambos autores del tiroteo no tan sólo eran ávidos jugadores de este título, sino que además Harris tenía un diario de vida donde había escrito -mientras planeaba la masacre- que ésta sería como jugar a Doom, y que su escopeta era igual a la de dicho juego.
¿Pero esto será algo que se pueda culpar realmente a los videojuegos? Este medio no es el único en mostrar violencia. Otros medios como el cine, la televisión, la música e incluso las pinturas si nos ponemos estrictos representan la violencia en todas sus formas y colores. ¿No será más un tema de crianza y responsabilidad paternal, ante todo, de no exponer a sus hijos a este tipo de contenido? Y por último, y siendo las estadísticas más claras que el agua frente a este tema, puesto que Estados Unidos lidera abismalmente la taza de tiroteos en escuelas, ¿no será el fácil acceso a las armas el factor más relevante?
Conflicto de intereses
En Estados Unidos existe la Segunda Enmienda, la cual protege el derecho de sus civiles a poseer y portar armas. Siendo, actualmente, la NRA -o la Asociación Nacional del Rifle- la mayor portaestandarte de la lucha contra los videojuegos violentos y es que, claramente, quieren desviar la atención de los tiroteos en las escuelas de su país hacia cualquier lado que no sea el libre derecho de portar armas. Esto no sería algo tan difícil de deducir y sacar a luz, puesto lo evidente que es, sino fuese porque la NRA tiene grandes influencias entre políticos estadounidenses, asegurándose que siempre que haya algún acto de violencia que implique armas de fuego -y sobretodo si éste implica a menores de edad- a culpar a los videojuegos en vez de centrarse en el fácil acceso que estos puedan tener a las armas.
Realmente es un tema que, como jugador de toda la vida, me entristece y enfurece. Si bien no me afecta directamente puesto que no vivo en Estados Unidos, sí se deja entrever que, si esto sigue así, mas pronto que tarde los videojuegos podrían verse censurados o limitados de alguna forma. Ya sea con leyes que impongan impuestos o con ridículos vídeos que no sólo omitan descaradamente el lado más amable y artístico del medio, sino que además quiera pretender que éste es el único que presenta dichas escenas de violencia es inefable. Lamentablemente, para nosotros sólo nos queda esperar y ver qué deciden en otros países y como esto afecte a los nuestros y al medio. Quizás si estas afiliaciones consiguieran lo que desean, pronto dejarían ver que el problema nunca fueron los videojuegos, al ver que nada ha cambiado, y todo mejore. Pero para ver qué le depara al medio sólo tenemos el tiempo de nuestra parte.