A dónde vamos, de dónde venimos
Vamos allá con un juego de los antiguos… Hablamos de 2003, ¿qué estaba sucediendo en aquel año? La verdad es que hablamos de unos doce meses para recordar: Beyond Good and Evil, Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo y Need for Speed Underground acompañaron a otros grandes títulos de estrategia como Rise of Nations, Sim City 4 o Imperivm II.
En lo personal, no adquiriría Civilization II de salida, pero sí un año o dos después. Lo jugaría bastante tiempo en solitario, pero sería con la opción de “Hotseat” con la que calentaríamos mis amigos y yo los asientos (nunca mejor dicho) con horas y horas de juego. A pesar de ser un gran año, los lanzamientos que tuvieron lugar – al menos, dentro del género – difícilmente le pudieron hacer sombra a Civilization II, no solo por las bases que asentaría este capítulo en los juegos de estrategia 4X, sino también por las posteriores innovaciones de sus secuelas.
La preocupación de Civilization es el principio, transcurso y fin de las civilizaciones: qué las hace convertirse en grandes naciones o sucumbir al paso del tiempo. A pesar de no ser un entendido, creo que este juego tiene un estudio de la historia y las ciencias sociales concienzudo. Esta preocupación nunca cambia, aunque se centre en algo en específico (CivCity Rome, Sid Meier’s Colonization…) o se distraiga (Civilization: Beyond Earth, Sid Meier’s Alpha Centauri…). Cambia su forma pero nunca su contenido, usualmente con un alto componente educativo y reflexivo.
Cuando condensas en unas pocas horas de juego toda la historia de una civilización y además haces partícipe de ello a alguien, este acaba comprendiendo la importancia del asunto. No sabría decir si tiene algo de veneración este título al ser humano, puesto que más bien parece tratarlo de forma imparcial al haber diplomacia y guerra por igual, pero sí que, desde luego, posee una admiración indudable por todo lo que ha pasado en los últimos 30.000 años – que, en cifras astronómicas, no deja de ser un tiempo de risa-.
Estrategia 4X bien construida
Civilization II nos da la opción en su inicio de comenzar en un escenario ya hecho, o bien empezar una nueva partida. La última poción nos deja cierta libertad de decidir cómo será la susodicha, pudiendo configurar su dificultad, tamaño del mapa, número de contrincantes, entre otros factores, mientras que los escenarios ya hechos traen todas estas opciones ya predeterminadas; en la mano del jugador está cuál escoger.
Una vez más – o también podríamos decir, “por segunda vez”- el juego hace gala de dos planos de acción vitales: la gestión de ciudades y la interacción de nuestras unidades con el mundo que les rodea. El primero de ellos nos llevará a cuidar diferentes campos: comida, comercio, ciencia y producción, que no son otros que los valores más significativos de la ciudad, que tendremos que vigilar de manera constante. La comida es necesaria para mantener a nuestros ciudadanos, los cuales actúan como multiplicadores de distintas estadísticas de la ciudad: la ciencia se encarga de acelerar nuestros descubrimientos de avances técnicos y la producción determinará la velocidad con la que creamos edificios o unidades. Todo está conectado, por lo que el equilibrio es fundamental y, de no respetarlo, debemos hacerlo con conciencia de por qué razón. Descuida a tus ciudadanos y se revelaran, deja de invertir en ciencia y el resto de naciones te engullirán por ser superiores tecnológicamente, quédate con una producción baja y cualquier unidad que se te antoje se creará a los muchos turnos…
Las unidades o bien tienen una misión ofensiva/defensiva, o bien una habilidad especial (como es el caso de los trabajadores o los colonos). Los militares sirven tanto para defender nuestra civilización como para atacar, siendo dicho movimiento de gran importancia para mantener a nuestra civilización con vida. Esta función está directamente conectada a la de diplomacia, abriéndose, con su implementación, un abanico amplio de formas de interactuar con nuestros coetáneos: comercio, alianzas, aperturas de fronteras, declaraciones de guerra. Civilization II se siente más real que en futuras entregas de Civilization, donde la IA parece oscilar entre la solidaridad y la cólera sin motivo alguno.
Jugablemente no merece la pena entrar en detalles: todas las características que os imaginéis de un juego de estrategia 4X las encontraréis aquí.
El juego termina cuando una civilización obtiene la victoria, por uno de los caminos que nos deja abierto el producto (ciencia, conquista o cultura). No son tan ricas las opciones como en Civilization VI o V, claro está, pero sí que dan suficiente juego como para personalizar partida de buen gusto – todo esto, explicado a grosso modo –. Es de suma importancia llevar ambas actividades simultáneamente de manera acertada porque, de no ser así, nuestra civilización puede sucumbir no solo a amenazas exteriores, sino también a internas, Además de lo dicho, cabe destacar que podemos acumular horas extras con la opción de “personalizar mundo”, que nos permite crear un escenario a nuestro gusto.
Desde luego, por muy tolerantes que tratemos de ser hay obstáculos en los 15 años que posee esta obra. Lo que salta a la vista es su interfaz. Bien es cierto que no podemos criticar aspectos que la tecnología de aquel entonces no podía lograr y… el rechazo que provoca su interfaz a nivel visual es inevitable pero, a nivel funcional, el reparto de la información en la pantalla está bien llevado.
Sus gráficos tienen un encanto retro que a los que alguna vez hemos tenido un Windows XP/94 nos lleva directamente a la nostalgia. De manera completamente, involuntaria, roza el pixel art y se ayuda de las animaciones flash de la época. Por su parte, sus efectos de sonido sí que sufren el paso del tiempo al ser enlatados y artificiales pero, su banda sonora es notable. En un juego actual sería igual de válida y apenas requeriría de cambios.
¿Volvemos a inicios de siglo?
Es fácil desempolvar un juego antiguo e instalarlo pero, seguramente no tanto jugarlo. Aunque sean casos muy específicos… hay muchas razones por las que recomiendo rescatar Civilization II:
- Sentimos amor por lo retro
- Somos declarados fans de la saga Civilization
- Lo jugamos en su día y queremos revivir esos recuerdos
De no ser ninguna de estas razones, jugar este título no alcanzará lo anecdótico porque, a pesar de ser un buen título, seguramente no haya envejecido bien llegados a 2018. De todas formas, no podemos olvidar la importancia de este juego y la saga dentro de la industria. Es un pilar en los juegos de estrategia 4X del que más de un creador debe de haberse sentido influenciado de una u otra manera.