Un juego de supervivencia que cobra vida
La anterior entrega de Dying Light supuso el descubrimiento de unos de los videojuegos de zombies de mundo abierto más completos que conocemos hasta día de hoy. Una ciudad que recorrer haciendo parkour mientras recolectamos recursos, combatimos contra otros supervivientes, y sobrevivimos a zombies peligrosos, especialmente durante la noche cuando eran capaces de correr y perseguirnos de forma endiablada. Su campaña en solitario también se podía jugar con un amigo y supuso uno de los mejores cooperativos hasta la fecha. Su historia, bien contada pero simple, nos hacía recorrer la ciudad de un lado a otro sin mayor trasfondo que ser una excusa para moverse de forma divertida por la ciudad. Cumplía su función, lo único reprochable fue su final a lo quick event que mermó bastante la experiencia. Posteriormente, se añadió verticalidad, y en el DLC, nuevo mapa con terreno abierto y vehículos. Finalmente, se confirmó un modo Battle Royale, que lejos de imitar a los más convencionales, ideó su propio sistema de progreso a lo Evolve y sus propios puntos fuertes en jugabilidad.
Una historia pensada desde el principio
Todo ello confirma el interés por mantener un juego tan completo a pesar del transcurso de los años. Un juego que pasó algo desapercibido y que tal vez ahora reclame más personalidad, profundidad y presencia con la nueva entrega. Tymon Smektala, director de Techland, confirma la importancia de la aportacion del guionista Chris Avellone (guionista de Fallout: New Vegas, Neverwinter Nights 2 y Torment: Tides of Numenera entre otros) a la narrativa, la jugabilidad y los temas que se tratarán en la nueva secuela en 2019.
Siguiendo la evolución narrativa del mundo abierto en otros juegos recientes, el director Tymon Smektala asegura que una de las facetas más importantes es precisamente la faceta narrativa y la elección de ésta, donde todas las elecciones tienen una consecuencia. Smektala explicaba a AusGamers que a lo largo del juego tendrás que enfrentarte a dilemas de gran dificultad y que las decisiones que tomes a través de tu propia forma de jugar irán transformando el mundo.
El director continúa diciendo: “Deberás trabajar y colaborar con ellos, y ver cómo se comportan en una situación así. Ya sabes, es un escenario extremo: la tecnología no existe, no hay civilización… No teníamos estos encuentros dinámicos con seres humanos en el primer juego. El día es cosa de humanos y la noche de los infectados, y eso nos ayuda a crear una gran oportunidad de juego”.
Desde luego, Dying Light 2 pretende ser una obra que partirá de un realismo gris y que no quiere quedarse atrás en demostrar que su mundo es más complejo de lo que cabría esperar. Habrá que preguntarse si logrará tener una identidad fuerte, quitarse ese aire genérico que poseía la anterior entrega, tener personajes carismáticos y dotarse de un reconocimiento como franquicia que lo hagan inigualable. Tal vez durante el día los humanos no sean tan mortíferos como los infectados durante la noche pero nos harán tomar decisiones difíciles que cambiarán lo que nos rodea o nos harán perder el control. Y eso forma parte de la vida en la ciudad y la supervivencia.