La plataforma online permite, ahora, compartir juegos digitales entre sistemas
Corría el año 2005 cuando Xbox 360 comenzaba a llegar a las tiendas de todo el mundo. No sería hasta dos años después, en pleno 2007, cuando le llegaría al turno a Sony, con una PlayStation 3 que, dado su coste inicial, comenzó con el pie equivocado la generación, pero que no tardó demasiado en ponerse al nivel de su competidor más directo gracias a un online gratuito y, por supuesto, a un catálogo sensacional. Han pasado muchos años desde entonces, y la industria ha evolucionado en muchísimos aspectos, si bien se han dado ciertos pasos hacia atrás en contadas circunstancias. Jugar con los amigos de manera online y gratuita es cosa del pasado, teniendo que recurrir al PC si no estamos dispuestos a pasar por el aro.
El pasado miércoles, 19 de septiembre, Nintendo, que prácticamente era la última compañía que quedaba por subirse al carro de las suscripciones, inauguraba Nintendo Switch Online, controvertida infraestructura que, hasta ahora, podía disfrutarse de manera gratuita. Pese a lo que a priori pueda parecer, no escribiré ningún artículo rajando sobre la plataforma, criticando las supuestas bondades que esta trae consigo. En lugar de estirar ese chicle, y de juzgar a aquellos que buenamente pasarán por caja con tal de seguir disfrutando de Splatoon 2, Mario Kart 8 Deluxe o ARMS (siendo ésta una actitud poco criticable, desde mi punto de vista), me gustaría centrarme en una característica oculta de la que no sabíamos absolutamente nada hasta el pasado miércoles, y que, sin embargo, se alza como una de las mejores excusas a la hora de hacernos con una suscripción mensual o anual: la posibilidad de compartir nuestra biblioteca digital de videojuegos con nuestros amigos y familiares, tal y como ocurre en PlayStation 4 o Xbox One.
Me llama poderosamente la atención el hecho de que, si bien esta característica no se ha promocionado a viento y platillo (como bien se podía haber hecho), no nos encontramos ante ningún fallo del sistema, o ante un exploit colateral fácilmente corregible en un futuro. Nintendo ha trabajado en esta función, y, de hecho, ha distribuido pequeños tutoriales para que aquellos ajenos al panorama entiendan su funcionamiento, y se aprovechen de esto. Para que se aprovechen de una peculiaridad de la que llevamos años disfrutando en el resto de consolas, y que, creíamos, nunca iba a llegar a un ecosistema tan cerrado como el de la Gran N. Llegados a este punto, la pregunta salta a la vista: ¿por qué este movimiento no se había hecho antes?
La función de compartir juegos de manera digital lleva estando presente en la comunidad de jugadores desde la anterior generación, antes citada, permitiendo al usuario disfrutar de una ingente cantidad de títulos sin tener que pagar ni un solo euro. Asimismo, cuenta con otros usos variados, derivados de dicha posibilidad, como el hecho de poder comprar juegos ‘a pachas’ entre dos o más poseedores de un sistema de entretenimiento. Por supuesto, todo ello ha contribuido a la creación de un mercado negro que lleva años en construcción, y a través del cual mucha gente compra juegos de manera digital para posteriormente vender las cuentas asociadas a los mismos a través de plataformas de segunda mano, tales como Wallapop o Milanuncios. Es un mercado orgánico, tan imparable como inevitable, pero que, pese al aparente daño que pueda hacer a la industria, ha aumentado el consumo de entretenimiento digital durante los últimos tiempos.
Si la posibilidad de compartir cuentas no había llegado aún a Nintendo Switch era, obviamente, porque esta chocaba frontalmente con los valores que la empresa busca transmitir, y con la forma de la misma a la hora de vender sus productos, altamente valorizados incluso años después de estar disponibles para el consumidor. No obstante, o bien dichos valores no se pueden asociar a los que muchos tenemos en mente, o bien Nintendo tiene un precio muy bajo, vendiendo su identidad a cambio de unos cuantos miles de dólares más. Llamadme conspiranoico, pero sinceramente creo que nos encontramos ante una estrategia más para que la gente pase por el aro, y acabe haciéndose con una suscripción a Nintendo Switch Online. Una estratagema de última hora, fruto de las fuertes críticas que el servicio ha recibido durante estas últimas semanas, que no ha tenido tiempo de publicitarse como es debido. Una bomba de humo que hará a más de uno pasar por caja de cabeza, únicamente por la posibilidad de compartir su biblioteca con sus amigos, y no por los beneficios que Nintendo desde un principio quería vender.