El cuchillo en el agua
Hasta hace poco más de tres años, raro era el jugador que sabía de la existencia de los chicos de Supermassive Games, auténticos veteranos de la industria que, no obstante, no dieron el campanazo hasta el pasado año 2015, con un Until Dawn que rápidamente se convirtió en una de las mayores sorpresas de la generación gracias a su ameno guion y a las ramificaciones del mismo, fruto de un sistema de decisiones trabajado, pulido y bien concebido. Dado su éxito, no éramos pocos los que, de una forma u otra, esperábamos una secuela de dicha producción; una nueva experiencia que explorara otros subgéneros del terror y que nos trasladará a otros lugares para ofrecernos un desarrollo de la trama a la altura de su predecesor.
Pues bien, resulta que todos los que componíamos dicho grupo de especuladores hoy estamos de enhorabuena, pues durante la pasada Gamescom los chicos de Bandai Namco Games anunciaron el desarrollo de The Dark Pictures, una antología de nada más y nada menos que tres juegos independientes y autoconclusivos que, de la mano de Supermassive, nos contarán diversas historias basadas en leyendas urbanas de una forma muy semejante a lo visto en la aventura gráfica de 2015. El primero de estos capítulos, como muchos bien sabréis, no es otro que Man of Medan, que cuenta con un lanzamiento previsto para la primera mitad del próximo año 2019 en PS4, Xbox One y PC. Y nosotros, afortunadamente, hemos tenido la oportunidad de catarlo durante poco más de media hora.
Tal y como es lógico, en este tiempo tan escaso resulta imposible profundizar en aspectos como el argumento per sé o el desarrollo del mismo, aunque sí que hemos podido descubrir lo básico; la sinopsis a partir de la que se desarrollará la trama. En esta ocasión, nos encontramos ante un grupo de amigos amantes del submarinismo, que a lo largo de una expedición vacacional descubrirá un navío maldito de la Segunda Guerra Mundial. Como no podía ser de otra manera, la patrulla tratará de resolver los misterios relativos a un barco en el que no faltarán zombies, fantasmas y demás criaturas.
En la demo que pudimos probar tuvimos suficiente tiempo como para conocer brevemente a Fliss y a Brad, quienes charlaban e interactuaban con el entorno a lo largo de una pequeña sección que parecía corresponder al primer tercio del guion original. Apartados del resto de la tripulación, estos dos jóvenes trataban de volver con sus compañeros mientras que ya parecían ser mínimamente conscientes de los peligros que entrañaba la localización. Moviéndose por los pasillos de la estructura, entre camarote y camarote, pudimos ser testigos de cómo determinadas presencias oscuras se manifestaban ante ellos brevemente en forma de jumpscare, llegando a un punto final en el que teníamos que tomar una decisión crucial, que podía suponer la vida o la muerte para nuestro compañero Brad. Fue ahí donde descubrimos el principal reto que nos plantea la entrega, y es que todos los personajes protagonistas pueden morir, y, de hecho, de una forma considerablemente sencilla, por lo que deberemos de estar muy al loro si queremos llegar a la pantalla de créditos sin haber sufrido bajas (lo cual era bastante común en Until Dawn, de paso sea dicho).
Como bien supondréis, este hecho da lugar, de nueva cuenta, a una ramificación de la historia principal, que podrá concluir de maneras muy diferentes. Dichos finales no estarán únicamente ligados a los personajes que se mantengan con vida, sino también a ciertas decisiones que tomemos que afectarán a largo plazo al desarrollo del título. En este sentido, es importante destacar el rol que emplea la ‘Brújula moral’, un nuevo sistema de honradez y ética que viene a sustituir al sobresaliente y excelso ‘Efecto mariposa’ de la anterior entrega, pero que, no obstante, se nos antoja algo más confuso e inútil que esta última mecánica. En términos puramente jugables, eso sí, podemos plantar cara a una aventura prácticamente calcada a su predecesor, con un desarrollo excesivamente lineal, un esquema de control que parece sacado de las últimas producciones de David Cage y el retorno de unos quick time events que conseguirán mantener el ritmo de la acción en las secuencias que así lo requieran.
Este continuismo extremo es fácilmente aplicable a la vertiente audiovisual de la entrega. Man of Medan luce estupendamente bien en PS4 Pro – plataforma en la que lo hemos podido disfrutar por primera vez -, con unos efectos de polvo e iluminación que quitan el hipo y unos modelados repletos de detalles. La actuación de los actores, a priori, vuelve a ser excepcional, y, en definitiva, el resultado es considerablemente loable, aun teniendo en cuenta los numerosos truquitos que el juego lleva a cabo en segundo plano para realizar sacrificios técnicos sin que nos demos cuenta. Ciertamente, seguimos estando ante una propuesta muy cerrada, mayormente coreografiada, con escasa carga gráfica en sus escenarios y con una oscuridad que inunda de manera casi perenne nuestra pantalla, pero, como digo, nada de ello debería de emborronar o desmerecer el trabajo realizado por los chicos de Supermassive, sobre todo teniendo en cuenta el hardware de los sistemas actuales.
Por contrapartida, muy poquito tengo que comentar sobre el apartado meramente sonoro, más allá de que los efectos de los que he podido disfrutar cuentan con una calidad altísima y han sido introducidos con atino. Algo semejante me ocurre con la duración de esta primera experiencia, un tema que prefieren no abordar aún desde Bandai Namco, pues, suponemos, está ligado con el modelo de negocio a seguir, y con el precio que el juego tendrá (aún por desvelar). Sea como fuere, está claro que todavía hay muchas incógnitas alrededor de este Man of Medan, pero Supermassive, hasta ahora, no nos ha dado ni una sola razón para preocuparnos por ello. No nos queda otra que depositar nuestra confianza en ellos, y esperar, por difícil que parezca, al estreno de la que probablemente será una de las más sensacionales aventuras gráficas del próximo año.