Bello por fuera, podrido por dentro
Hablar de Ugly más allá de lo básico es complicado. No quiero revelaros más de la cuenta, ya que descubrir su historia y el uso de sus mecánicas forman la columna vertebral de la experiencia. Lo que sí puedo contaros es que me ha gustado. Team Ugly ha creado una obra que, si bien no exprime ningún concepto revolucionario, posee una personalidad arrolladora. Nuestra historia tiene lugar en un castillo, cuyos días de gloria pasaron hace mucho tiempo. Nos despertamos de una cogorza del quince en un colchón mugriento, dejando claro por activa y por pasiva que este no va a ser un cuento de hadas. Enfrente tendremos un trozo de cristal de un espejo, que al activarlo creará un reflejo con el que podremos intercambiar posiciones. El objetivo será atravesar el castillo haciendo uso de nuestro poder, aprendiendo nuevas formas de emplearlo y rememorando los sucesos que han llevado a la desgracia tanto al protagonista como al propio palacio.
Cada zona del castillo representa una parte de la vida de nuestro protagonista y presentará una mecánica nueva con la que usar nuestro cristal, sin darte ninguna mejora directa; eres lo que eres, no saques de donde no hay. Aprenderemos cómo sacar el máximo partido del fragmento, ya sea a través de obstáculos especiales o usando el propio entorno para replantear la forma de ver cada puzle. Tras completar las diferentes salas de esa zona nos encontraremos a un jefe, el cual aprovechará esas mismas mecánicas, y al vencerle obtendremos la llave a la siguiente zona.
La dificultad de estos enfrentamientos es variable, en alguno no queda demasiado claro qué hay que hacer y otros te los pasarás a la primera. Tampoco es que sea un juego extraordinariamente difícil, aunque en la recta final habrá que repetir algunos puzles y si no te acuerdas de la solución vas listo. Habrá alguno o dos más complicados de la cuenta, pero son momentos anecdóticos. No pretende ser una experiencia que ponga al límite tus capacidades mentales; al contrario, quieren contarte una historia a través de dichos puzles.
Ugly no es un juego agradable. Según vayamos avanzando encontraremos algunos recuerdos, los cuales se activarán usando el espejo.Cada recuerdo que vayamos encontrando será más turbio que el anterior, y cada zona y consecuente jefe retorcerán dichos sucesos aún más. Es una historia triste, con un protagonista que rememora con ansiedad cada uno de sus pasos por el castillo.
Que la forma de reiniciar los puzles cuando te quedas bloqueado sea emborracharte hasta dormirte dice mucho, y el tono apenas mejora en ningún momento.
Esto queda reforzado con un apartado visual sublime, con animaciones muy vistosas tanto de los jefes como del personaje principal. Cada escenario está lleno de detalles y potencian la brutalidad y crudeza de los abusos que el príncipe ha tenido que soportar simplemente por ser diferente.
Por otro lado, la música, pese a ser contundente y meterte de lleno en los horrores del castillo, puede llegar a hacerse algo repetitiva al no tener suficiente variedad de temas. El juego en sí mismo no es muy largo, pero con un cuento como este lo mejor es no saturar más de lo necesario; hasta te recomiendan que tomes descansos. Dura lo que tiene que durar, y menos mal.
Team Ugly ha hecho un trabajo excelente atrapando al jugador, creando un mundo que te engancha como mínimo por la necesidad de saber qué hay tras la siguiente puerta. Sin embargo, comete algunos fallitos que sacan de la experiencia, cosa que duele en un juego como este.
Los controles al cambiar con tu reflejo pueden confundir, ya que se conserva la dirección a la que te estabas moviendo y al volver a pulsar se aplica la del personaje.
Estoy seguro de que está hecho así aposta (si fuera al revés, probablemente desorientaría aún más), pero hace que algunas zonas de plataformeo complejo se atraganten más de lo que deberían. Por otra parte, en la recta final hay que recorrer varias veces las mismas zonas y rompe la tensión que se ha ido construyendo hasta ese momento. Juntándolo con que hay que repetir esos últimos puzles la experiencia se resiente más de lo que debería, pasando del interés y la curiosidad al hastío por tener que repetir la misma zona para llegar al mismo sitio con el mismo puzle y espero que se os esté haciendo lenta esta frase porque es la intención.
Una (des)agradable sorpresa
Ugly es el primer trabajo serio del estudio barcelonés, y que haya salido tan absurdamente bien es un mérito que hay que reconocer. Es una obra que rebosa cariño y mimo por todos lados, desde la forma de contarte los recuerdos hasta el detalle más tonto en la esquina de una sala. Tendrá esos pequeños momentos que rompen la burbuja que ha creado, pero vuelve a meterte con aún más fuerza si cabe. Sí, se notan sus influencias e igual le falta alguna mecánica más, pero es uno de esos juegos en el que el conjunto es mayor que la suma de sus partes. No se limita a copiar, sino a construir a partir de lo que otros han dejado, y cargarse con una personalidad tan fuerte en un género en el que prácticamente hemos visto de todo no es nada fácil. No quiero alargar esto más: se va directo a uno de mis preferidos del año, hacedme caso y jugadlo. Para algo estaréis leyendo esto, digo yo.
Esta crítica ha sido realizada con una copia para Steam cedida por Team Ugly.