De vuelta al Open
A finales del pasado mes de mayo, Nintendo celebró en Madrid un evento preview de Mario Tennis Aces, su nueva apuesta de acción deportiva en tercera persona que, de buena manera, mezcla el deporte de Roger Federer con la fantasía y el profundísimo lore de la saga Super Mario. Lo cierto es que nosotros, que somos algo pringadetes todavía, no tuvimos la oportunidad de acceder a dicho showroom, aunque días después pudimos hincarle el diente por primera vez a través de una beta abierta en la que jugadores de todo el mundo pudieron, al fin, darse cita en la pista.
Tras un pequeño tutorial protagonizado por el mítico Huesitos y un ameno tour por unos menús exquisitamente diseñados, pudimos, así, lanzarnos al torneo en línea de preestreno del juego, que concluyó el pasado lunes 4 de junio a las 00:59 (hora peninsular) y que nos garantizaba, por el mero hecho de participar, el acceso a la skin clásica de Mario para el juego final. Las primeras impresiones que un servidor se llevó, pese a mi excepticismo inicial, fueron muy buenas. Nos encontrábamos ante una propuesta tremendamente más pulida que sus predecesores; un contundente golpe encima de la mesa que no solo buscaba dar una continuidad digna a la saga, sino también dar un giro completo a su fórmula, descubriéndonos una forma completamente nueva de jugar. Pese a la limitación de personajes y al único escenario disponible, las bases tan sólidas en las que se erguía la propuesta consiguieron mantenerme enganchado a la consola durante una cantidad de horas cercana a la decena -lo cual, teniendo en cuenta lo ajetreado que tenía el finde, es mucho, creedme-.
Las flores son merecidas. No me estoy limitando a hablar bien del título porque, sorprendentemente, sea un puto crack en el mismo -que también-. La culpa de mis elogios reside en la perfección de las mecánicas más clásicas, que, junto a las necesarias y muy justificadas novedades, conforman un conjunto de juego brillante, capaz de moverse a una fluidez pasmosa, y, lo que es más importante, capaz de hacerte llegar la información que necesitas en el tiempo justo para mantener el trepidante ritmo de juego. El abanico de golpes disponibles (cada uno de ellos con su correspondiente animación made-in-Nintendo) es un asunto que no debería de preocupar a nadie, pues los reveses liftados, los globos y las voleas no brillarán por su ausencia.
No obstante, lo que más me ha llamado la atención en este sentido ha sido la inclusión de acciones especiales, tales como ralentizar el tiempo, llevar a cabo golpes dirigidos o ejecutar una habilidad definitiva capaz de, en el peor de los casos, destrozar la raqueta del rival. Se trata de un conjunto de mecánicas muy bien introducidas, perfectamente equilibradas gracias al permanente indicador de energía que tendremos, casi a modo de recordatorio, en la esquina superior de nuestra pantalla, y que podremos rellenar realizando acciones arriesgadas como bloquear en el momento preciso o cargar tanto como podamos nuestros golpes normales.
Es una pena que esta beta abierta disfrazada de torneo no nos haya permitido probar el modo campaña, que sí estaba presente en el evento preview, al igual que nos ha impedido disfrutar de los más de 15 personajes jugables que estarán disponibles durante el lanzamiento de la aventura. Realmente nos habría encantado probar todos los componentes del plantel, pues, hasta ahora, hemos podido comprobar que todos presentan grandes diferenciaciones entre sí, obligándonos a modificar nuestra forma de jugar. No deja de ser una propuesta accesible en todo momento, pero resulta sorprendente ver la enorme libertad que se le da al jugador a la hora de escoger su rol en una batalla, pudiendo dedicarse a recorrer la cancha como un condenado en primera línea o jugar de forma más táctica en la retaguardia, probablemente con un personaje basado en la fuerza bruta como Bowser. Cada héroe, más allá de presentar una habilidad definitiva visualmente diferente, cuenta con unos parámetros personalizados, por lo que para curtirnos en el título y conocer a nuestros adversarios necesitaremos estudiar ciertas estadísticas, que reflejan los puntos fuertes y débiles de determinados personajes.
Sin reinventar la rueda, las puertas que nos abre esta variedad de héroes -que, con total seguridad, verá incrementado su número con el paso del tiempo- nos obliga prácticamente a pensar en lo divertido que debe de ser el modo multijugador local 1vs1, que podremos disfrutar desde el lanzamiento y que promete ser una de las grandes bondades de la propuesta. No nos cabe la menor duda de que será una opción multijugador inmejorable, cómoda ante todo, ya que los botones han sido mapeados de forma que no es necesario hacer uso ni del stick derecho ni de los botones ZL/ZR.
Casi a modo de apunte final, me gustaría hacer mención al apartado gráfico de la aventura, que, sin tratarse de un título abrumador en lo técnico, vuelve a hacer gala de la elegancia y de la fluidez característica de la Gran N. Moviéndose siempre a unos rocosos 60fps, la propuesta presenta unos modelados francamente cuidados, que, junto a unos escenarios a la altura y unos efectos de sonido brillantes, logran transmitir la emoción del partido de una manera única. El broche de oro se lo llevan, con permiso del motor de físicas, una animaciones que quitan el hipo, y que nos trasladan a un universo completamente vivo; a un universo extremedamente bello y creíble, pese a las más que obvias diferencias que separan ambos planos.
Aunque todavía es muy pronto para dar un veredicto, desde luego no parece que estemos ante una propuesta exenta de fallos. Como juego de tennis que es, estoy seguro de que la variedad de situaciones, pese a las grandes intenciones de Nintendo por quitarme la razón, será, cuanto menos, discutible. Los diversos héroes, si bien están muy bien diferenciados, parecen basarse completamente en un mismo esquema de control y de habilidades, lo cual, a priori, no me facilita la labor de dormir tranquilo un día más. Por su parte, el modo Historia, que parece divertido y denso en un principio, es el principal foco de atención de mis dudas. Pero si algo está claro es que, si hay algún factor que consiga restar enteros al maravilloso conjunto que se lanzará para Switch este 22 de junio, éste no estará relacionado con unas bases jugables, que, como si de magia oscura se tratase, acaban enamorando al jugador menos acérrimo a los pocos segundos de comenzar sus andanzas. Un hechizo que, al menos conmigo, ha surtido pleno efecto.