Turtle Rock anuncia el cierre de unos servidores que, creo, deberían de significar un punto y final para la trayectoria de su shooter asimétrico
Pese a los largos meses que ha estado a la sombra, permaneciendo lejos de las curiosas miradas de los menos allegados, estoy completamente seguro de que muchos de vosotros recordaréis a Evolve. El último shooter multijugador competitivo de carácter asimétrico de Turtle Rock Studios, padres de Left 4 Dead, hizo muchísimo ruido durante los meses previos a su lanzamiento, que finalmente tuvo lugar para PS4, Xbox One y PC a principios de 2015. No obstante, la propuesta, que se basaba en una mecánica 4vs1 para ofrecer situaciones extravagantes, muy diferentes a otras aventuras del género, no tardó en desinflarse con el paso de los días; en parte gracias a su abusiva y desmesurada campaña de DLCs, en parte a un sistema de combate que, pese a ser funcional y divertido durante las primeras horas, carecía completamente de magia, y que no lograba enganchar tanto como el de sus competidores más directos.
El título, que parecía optar a ser uno de los grandes juegos del año, acabó viéndose eclipsado por decenas de propuestas de mayor calidad, pasando sin pena ni gloria por un 2015 protagonizado por un excelso y grandilocuente The Witcher III: Wild Hunt y por un fenómeno independiente como Rocket League que acabó en boca de todo el mundo. Aún pese a las buenas intenciones del estudio -posiblemente presionado por una fría 2K durante su estreno- y a unos últimos intentos por devolver la vida al título, Evolve paso a ser una entrega terriblemente criticada por la comunidad, que tuvo que soportar abucheos constantes hasta la actualidad. Actualidad que, dadas las últimas declaraciones de la compañía, casi podemos enmarcar como los últimos días de la entrega. Días que, si preguntáis a un servidor, ya deberían de haber concluido hace tiempo.
La distribuidora 2K Games, así, salió a la palestra este pasado fin de semana para anunciar a través de su web oficial el cierre definitivo de los servidores dedicados de Evolve. Dicho cierre se producirá el próximo 3 de septiembre, y, lejos de significar un punto y final para la aventura, sí que se alzará como un gran punto y aparte que nos impedirá seguir disfrutando de modalidades como Hunt, y de determinadas opciones en línea como las tablas de clasificación o la tienda in-game. Los contenidos descargables que hayamos adquirido, eso sí, permanecerán en nuestra biblioteca hasta el cierre definitivo de la entrega. Por su parte, Stage 2, la versión free-to-play para PC de la entrega, chapará unas semanas antes, y es que, de hecho, hará lo propio el próximo día 2 de julio.
Llegados a este punto, supongo que lo más sensato sería cuestionarse qué es lo que sí vamos a poder seguir haciendo dentro de un juego con menos actividad que Lawbreakers -en paz descanse-. El multijugador peer-to-peer, es decir, aquel que nos permite formar un escuadrón con nuestros coleguis, seguirá activo, al parecer. No obstante, y con permiso del modo Entrenamiento, parece que toda opción jugable se resume a eso; a una modalidad pachangera que no ofrece mayor aliciente al jugador que el de pasar un rato más o menos agradable con sus amigos cercanos; con aquellos capaces de soportar, una vez más, la escasa variedad de escenarios y el desbalanceo producido con el tiempo por la ausencia de soporte.
Resulta irónico, maléficamente divertido, ver desde el palco crítico cómo un juego que basa sus mecánicas en la supervivencia y que se esconde en la premisa de la evolución haya quedado tan obsoleto con el paso de los meses, que inevitablemente acaba reduciendo el tesón de cualquier producción, independientemente de su presupuesto. Evolve fue un juego que no consiguió evolucionar a tiempo, y que, pese a sus ansías por seguir vivo, apenas logra arañar un par de centenares de jugadores activos al mes. Es precisamente esta filosofía confusa, esta lucha interior tan incomprensible desde un plano exterior, la que ha acabado provocando una crisis de identidad en una aventura que desconoce su propia naturaleza, su propio rumbo y hasta la propia frecuencia de sus latidos. Una aventura que, como nosotros en nuestros momentos más débiles, no ha aprendido a pasar página. Y me apena, de verdad, pues, de hacerlo, probablemente podría desembocar en algo mejor, capaz de satisfacer las expectativas de los jugadores y de devolver a Turtle Rock la corona de los shooters cooperativos; corona que siempre había sido suya, y que sus avaras y codiciosas prisas le hicieron perder.