La unión hace la fuerza
Desde una perspectiva americanizada, pocos hablarían de España como uno de los puntos calientes de la industria del videojuego. Puede que, en según qué situaciones, no les falte razón: al fin y al cabo, son pocos los estudios triples A en el panorama nacional que pueden sacar pecho en las grandes ferias y galas de premios, menos aún los que no están completamente avalados por majors como Tencent o sostenidos por publishers de origen francés o alemán. No obstante, la realidad en el paradigma independiente es otra muy diferente, y es que España acoge anualmente a centenares de imaginativos proyectos, asiduamente autofinanciados o financiados colectivamente, que realmente ayudan a impulsar el sector, tal y como en los últimos años han demostrado propuestas como GRIS de Nomada Studio o el desgarrador Endling – Extinction is Forever de Herobeat Studios (ambos ganadores de numerosos reconocimientos). Este último fin de semana, no demasiado lejos de las orillas del Hospitalet de Llobregat (Barcelona), no solo esto ha quedado patente, sino también que la nuestra es una de las industrias más saludables, diversas, valientes y ricas de las que como país podemos presumir.
Ganadores de los premios Indie Dev Day
- Mejores juegos académicos: Axo de Tecnocampus, y Quack Time Event de Universidade da Coruña.
- Sonido y música (“frecuencias y armonías”): Blasphemous 2, de The Game Kitchen.
- Puzzle (“qué hago ahora con esto”): Tales from Candleforth, de Under the Bed Games.
- Estrategia (“cerebro galaxia”): Prelude Dark Pain, de Quickfire Games.
- Plataformas (“salto al vacío”): Koa and the Five Pirates of Mara, de Talpa Games, Chibig y Undercoders.
- Narrativa (“hay tantas opciones”): American Arcadia, de Out of the Blue.
- Aventura (“historia de campamento”): Crisol, de Vermila.
- Mejor arte (“digno de un museo”): KIDDO, de Grasita Games.
- Más terrorífico (“sin respiración”): The Occultist, de Pentakill Studios.
- Más innovador (“propulsión”): The Fabulous Fear Machine, de Fictiorama.
- Más frenético (“sin aliento”): Nordic Ashes: Survivors of Ragnarok, de Noxfall Studios.
- Más esperado (“directo a las estrellas”): Cataclismo, de Digital Sun.
- Mejor juego de autor (“el toque personal”): The Many Pieces of Mr. Coo, de Gammera Nest.
- Mejor Juego de deportes (“como un cohete”): Wild Rumble, de Mean Mink.
- Más adictivo (“en bucle”): Cube Knob Button, de RothioTome.
- Más cozy (“fogata y malvavisco”): Avy Fábulas de la Noche, de GamesPond.
- Más frustrante (“valió la pena”): Hookmarine, de Elendow.
- Mecánica novedosa (“camino a lo desconocido”): Sword System, de SidralGames.
- El más nostálgico (“recuerdos de una vida anterior”): Silence of the Siren, de Oximoron Games.
- Mejor juego RPG (“cada vez, una aventura”): Die in the Dungeon, de Atico.
- Mejor juego IDD 2023 (“acaparador de miradas”): Blasphemous 2, de The Game Kitchen.
El evento comenzó temprano en la mañana del viernes, un día destinado a profesionales que nos dejó ver la cara más difícil de una organización tan ambiciosa. Si bien las colas, siempre presentes, no fueron un problema especialmente destacable, sí que había un aire de confusión bastante denso en el ambiente, que empañó momentos como el reparto de acreditaciones e incluso el montaje de algunos de los stands, los cuales no pudieron recibir sus kits a tiempo teniendo que quedarse de brazos cruzados hasta pasado mediodía, momento en el que todo comenzó a oxigenarse y a fluir. Por su parte, la feria de empleo no cumplió las expectativas de muchos de los asistentes, finalizando de forma abrupta antes incluso de lo prometido y dejando a muchos estudiantes e interesados sin oportunidad alguna para entregar su currículum o portfolio, hacer alguna que otra entrevista o, en resumidas cuentas, buscar la forma de destacar para hacerse un hueco en tan abarrotado sector. Aun así, este día acogió algunas de las charlas más interesantes para nosotros (como el post mortem de One Military Camp o el Ask Me Anything a Larian Studios, presentado por el ‘YouTuber’ Pazos) y permitió a los profesionales probar con mayor tranquilidad algunos de los juegos presentes más esperados, así como hablar de manera distendida con sus desarrolladores, quienes no tendrían ni un momento de tregua en los días consecuentes.
Sábado y domingo, ahora sí, asentaron para el gran público esa idea acerca de la segunda Edad de Oro del videojuego español, suponiendo un éxito abrumador para una organización que supo reaccionar muy bien ante la ingente cantidad de asistentes que allí se presentaron, y que pudieron acercarse a conocer a algunas las editoras españolas presentes (como Meridiem, Jandusoft, SelectaVision, Tesura Games o Abylight) y probar propuestas variadísimas como Blasphemous II, Farlands, American Arcadia, Cataclismo, The Fabulous Fear Machine, Koa and the Five Pirates of Mara y un sinfín de otras propuestas con menor renombre que, sin embargo, no tuvieron el más nimio problema en demostrar su valor y carisma. Aparte del tremendamente adictivo proyecto universitario A Bot To The Top, de entre todos estos pequeños indies nos quedamos, a juicio totalmente personal, con Ugly, un híbrido a medio camino entre el plataformas 2D y el puzzle con reminiscencias a Braid que se lanza esta misma semana en PC, Xbox y Switch [la versión de PlayStation sigue sin fecha concreta]. Una obra profunda, adictiva e interesantísima que sus propios autores no tuvieron problema en desmigarnos a través de un detallado post mortem, y que, ante todo, no os podéis perder.
Por todo esto y mucho más, las amarguras con las que muchos podíamos comenzar el primer día se disolvieron sin dejar el más mínimo rastro, y la edición del 2023 del Indie Dev Day acabó sintiéndose como un evento tremadamente satisfactorio para asistentes y organizadores. Aquellos que sigaís a gente del mundillo en Twitter lo habréis podido comprobar de primera mano por vosotros mismos, mas las cifras así lo confirman, habiendo parido un evento con 120 stands y 170 videojuegos que han abarcado todo tipo de presupuestos, géneros y públicos, y que suponen un incremento de más del doble con respecto a la última edición. Aquellas 5.000 visitas previstas por la organización se quedaron muy pequeñas al lado de las 12.000 personas que finalmente pasaron por las instalaciones de La Farga, y pese a ello no hubo lugar ni para interminables colas ni para saturación en la gran mayoría de los pasillos, lo cual habla por sí solo de la gestión y el buen hacer.
Solo esperamos que las pequeñas asperezas aquí descritas puedan pulirse de cara al año que viene, aunque independientemente de ello el Indie Dev Day ya tiene su título bien ganado como el evento de referencia del indie en España.