Vamo' a hacer un guateque
Cada cierto tiempo sale un juego especial, un título que se asienta por encima del resto en lo que a ocio digital musical se refiere. Desde Sing Star a Guitar Hero, pasando por Dance Dance Revolution hasta Just Dance. Quizá Samba de Amigo haya quedado en el olvido durante años, pero el retorno de la licencia desde su último lanzamiento en Wii es una propuesta perfecta para un ambiente más distendido. Party Central recuerda mucho a esa SEGA clásica de las arcade y Dreamcast, con un concepto extremadamente ridículo pero absorbente y divertido. Nuestra primera acción va a consistir en sacar unas maracas incrustadas en una piedra, una declaración de intenciones perfecta para lo que se nos viene encima.
Tras un brevísimo tutorial, nos lanzaremos con nuestra primera canción, y ahí nos daremos cuenta de que no es un juego de ritmo al uso – a ver, sí, pero no todo lo serio que uno puede esperarse. El concepto que persiguen, con las propias palabras de los desarrolladores, es “hacer el tonto” y lo consiguen con creces. Contamos con un montón de canciones populares de los últimos años, así como de la propia SEGA, como Baka Mitai, y se nota el cuidado que le han puesto para que se sientan diferentes a lo largo de las distintas dificultades. La más sencilla es la que he usado para adecuar a los controles a mis colegas, pero la diversión real está en las más altas, y es que para que te echen tienes que hacerlo extraordinariamente mal. Simplemente hay que agitar donde toca, hacer poses de vez en cuando y dibujar con los mandos; más simple imposible. También se puede jugar con botones, aunque pierde gran parte de la gracia.
El juego es muy permisivo a la hora de contar lo que es un acierto y lo que no, penalizando únicamente cuando se te escapan las notas y no que maraquees cuando no toca. Esto se justifica teniendo en cuenta que ciertos movimientos bruscos puede detectarlos como una agitación, así que se cubren las espaldas. Puede dar la sensación de que la precisión de los Joy-Con no es muy certera, pero tras hacer bastantes pruebas de forma extensa puedo decir que, realmente, el problema es mío. Para acertar hay que agitar el mando estando en vertical u horizontal, y puede darse el caso de estar más centrado en la posición espacial del mando que en su orientación, cosa completamente normal. En las dificultades más bajas no habrá problema, pero en la más exigente puede jugarte una mala pasada prestar atención a cómo tienes girada la muñeca. Igualmente, no hay mucho más remedio para esto, pero baja un poco la moral clavar una pose y que te la dé como mala (con razón, todo sea dicho).
Estúpidamente entretenido
Siguiendo el hilo fiestero, todas las canciones están desbloqueadas desde el principio. Si bien falta algo de ritmo latino o canciones más chorras, las coreografías están muy bien pensadas y no nos dejarán apenas quietos. Se activarán variaciones de gameplay como acelerar la canción en momentos puntuales, cosa que da vidilla y un toque de sorpresa a cada partida al no saber qué te puedes esperar. Los escenarios son brillantes, con luces y colores por todos lados, pero manteniendo la legibilidad para no perder las bolas de vista. Acumularemos puntos manteniendo los combos y acertando en los eventos aleatorios, y aunque hay ciertas partes exigentes siempre terminaremos cada canción con una sonrisa. Con todos esos puntos subiremos de nivel y podremos personalizar a Amigo desde la ropa hasta el ruido de las maracas, dando así un pequeño incentivo a seguir jugando y dándole otra vuelta a la absurdez que la propuesta.
Para un jugador, aparte de poder practicar cada canción, tenemos la posibilidad de subir nuestras puntuaciones a un ranking mundial. También contamos con dos modos especiales, Fiesta Mundial y StreamiGo!. El primero es un modo online con partidas de veinte personas, donde amasaremos más puntos y conseguiremos algún que otro extra. El segundo es un modo con misiones en los que cumplir distintos objetivos, dando más variedad al conjunto para no abandonar a aquel que no tenga más amigos o, en mi caso, mandos.
En el modo multijugador es donde reside la verdadera magia, aparece la risa tonta cuando le das a la lámpara pero no puedes parar la canción y nacen esos videos grabados a traición que nunca sabes dónde van a acabar. Me he reído muchísimo con mis amigos haciendo rotaciones para ver quién es el verdadero maestro de las maracas. Simplemente con bailar las canciones nos bastaba, aunque se incluyen algunos minijuegos algo sosos pero que para un par de momentos hacen bastante gracia. Que solo puedan jugar dos personas a la vez es entendible por el espacio de la pantalla, aunque pueda saber a poco. Eso sí, cada uno necesitará dos Joy-Con. También se pueden hacer partidas online, pero cada uno necesitará el juego por separado; igualmente, se agradece su inclusión.
Con Samba de Amigo: Party Central SEGA está probando las aguas para traer de vuelta licencias que llevan muchos años perdidas. Han acertado en muchas cosas, creando un pack bastante completo con horas y horas de diversión, sobre todo para eventos sociales, y personalmente me veo jugando solo a este título a través de las partidas online. Solo le veo unas pocas pegas: para el multijugador local necesitas Joy-Cons extra (comprensible), los minijuegos están poco explotados y las opciones de configuración no son muy allá; puedes cambiar las opciones de sincronización de la imagen y el sonido, pero tienes que hacerlo a mano sin ningún tipo de guía. Quitando eso, es un juego muy recomendable y que voy a llevar siempre que pueda.