Marcando territorio
Hace más o menos tres años atrás conocí a través del algoritmo de Twitter el proyecto de Team Reptile que terminaría saliendo este 18 de agosto, Bomb Rush Cyberfunk, algo así como una secuela espiritual de Jet Set Radio, el título que ya se considera como un juego de culto y un buque insignia de la ya difunta Sega Dreamcast. El estilo desenfadado de Bomb Rush Cyberfunk, más esa clara inclinación a los deportes urbanos, como el skate, captó inmediatamente mi atención y, como cientos de juegos, pasó de inmediato a mi lista de deseados de Steam.
En esa época todavía no jugaba a Jet Set Radio, y no sería hasta diciembre de 2020 que le daría por fin una oportunidad. Sus controles son dificilísimos de manejar en un principio, se sienten toscos y lentos, pero a medida que uno se va acostumbrando, puede convertirse en un verdadero gozo desplazarse a través de los distintos distritos de Tokyo-to, la ficticia ciudad futurista en la que se ambienta. Aunque sin duda lo que terminó me cautivando fue su estilo único, tanto visualmente como su actitud, el cómo se presentan los personajes, las pandillas desafiándote con bailes de break dance y, por sobre todo, su inmaculada banda sonora.
El sucesor
Bomb Rush Cyberfunk toma todos estos elementos sin ocultarse y sin la más mínima vergüenza, usándolos como base para construir a partir de ahí. La primera impresión que da el juego, ya teniendo como base el conocimiento de lo que fue Jet Set Radio, es que los controles son mucho más fáciles de manejar y, aunque no en demasía, tienen una mayor profundidad mecánica y menos mal, porque el juego se inclina mucho más a este aspecto. Al igual que en la obra de Sega, tendremos que ir combatiendo con bandas rivales a través de diferentes distritos para hacernos con el título de All City, lo que significa gobernar por sobre todos. Para esto, tendremos que pintar encima de los graffitis de bandas rivales repartidos por los niveles con nuestros propios diseños y superar los distintos desafíos que nos impondrán los miembros de otras bandas, como superar su puntuación en combos de trucos o imitar un desplazamiento a través de distintas plataformas, como rieles y carteles de publicidad sin romper el combo de trucos. Cada desafío significa ir ganando puntos de reputación y, una vez conseguidos los suficientes, podremos retar a la banda rival completa por el control del distrito. Y para conseguirlo, tendremos que hacer un combo de trucos de mayor puntuación que ellos en una cantidad de tiempo determinada.
Los combos funcionan de dos maneras que se entrelazan entre ellas y que influenciarán a diferentes maneras la puntuación, aunque ambas terminarán siendo igual de relevantes. Por un lado, podemos ir encadenando distintos trucos mientras estamos en un riel o superficies similares o bien a saltos manteniendo una forma de desplazamiento especial en una superficie plana -un manual en skate y un wheelie en bici o un derrape con patines-. Esto irá sumando el puntaje de base y, por otro lado, para aumentar el multiplicador de puntaje final, tendremos que movernos por distintas superficies o bien realizar ciertas maniobras dentro de rieles. En este último, habrá que balancearse a izquierda o derecha según corresponda cuando un riel tenga un cambio brusco de dirección, no sólo haciendo que aumente el multiplicador, sino que además nos otorgará velocidad extra. La otra forma es cambiando a superficies especiales, haciendo wallrides por carteles de publicidad o trucos en una rampa. Para mantener el combo es esencial saltar de superficie en superficie y, si estamos en el suelo, mantener un desplazamiento especial -como el wheelie mencionado anteriormente- y evitar que la barra que determina cuánto podremos mantener esa posición se acabe.
Para rellenar la barra, para ganar velocidad extra o para hacer movimientos especiales que otorgan más puntaje base, tendremos a nuestra disposición una barra de nitro, que se irá vaciando a medida que la vayamos usando y que se podrá rellenar haciendo combos de trucos, subiendo más rápido entre más combinaciones hagamos. Además, en muchas ocasiones este nitro será clave para superar desafíos de velocidad o bien para alcanzar plataformas que quedarían demasiado lejos con la velocidad de desplazamiento normal. Lo que demuestra que más allá de tratar de hacer un sistema de trucos complejo, Bomb Rush Cyberfunk se inclina a motivar al jugador a moverse con rapidez y habilidad a través de los distintos niveles y alcanzar lugares difíciles, donde solerán haber graffitis a pintar o bien secretos, como nuevas canciones para poder seleccionar manualmente a escuchar, diferentes outfits o diseños de skates, bicis y patines.
Y aunque quede claro que la prioridad del juego no sea un sistema de trucos complejo, si se echa de menos una mayor profundidad en sus mecánicas. Bastará con presionar uno o dos botones para hacer cada truco, priorizando la rapidez de encadenar distintos trucos por sobre una complejidad en realizar cada uno. Y dado que pasaremos un periodo importante de los niveles desplazándonos sin romper nuestros combos, los trucos terminan sintiéndose muy repetitivos, teniendo que presionar una y otra vez los mismos botones, con tal de aumentar nuestra puntuación y, aunque no sea del todo necesario, sí le da más sabor a desplazarnos. Y quizás la mayor ofensa sea que no sólo los distintos personajes que podemos manejar tengan las mismas características mecánicamente hablando, sino que además tanto el skate, como la bici y los patines se sienten iguales de controlar, siendo la única diferencia que con la bici podremos acceder a determinados garages esparcidos por los niveles, con el skate elevar ciertos postes y con los patines romper estructuras de vidrio. Si hubiese una mayor profundidad en esta mecánica, el ciclo jugable terminaría sintiéndose mucho mejor realizado y lo ya adictivo que resulta el título, aumentaría considerablemente.
La policía será un factor mucho más amenazante en Bomb Rush Cyberfunk que en Jet Set Radio. Teniendo distintos niveles de búsqueda, comenzando con sólo policías que nos trataran de detener con lumas o a disparos a medida que avanza la historia, hasta lanzar vehículos avanzados que tratarán de acribillarnos. Para paliar estas medidas represivas podremos hacerle frente a la policía bien a golpes cuando sean oficiales a pie -y que, si manejamos con la suficiente habilidad, podremos realizar o bien aumentar nuestro combo de trucos manteniendo un equilibrio entre golpear y mantenernos sobre nuestras skates, bicis o patines-, o con ataques a puntos críticos de las maquinarias a forma de graffitis, los cuales las dejarán inutilizadas. Con todo esto, el ángulo de la represión fascista de la policía estará más presente que nunca, ya no siendo un sólo detective de gatillo fácil como en Jet Set Radio, sino que estando toda la fuerza policial dispuesta a todo con tal de detener nuestros actos, aunque vandálicos, inofensivos.
Competencia por sobre encanto
Diría que Bomb Rush Cyberfunk es un juego superior en todo sentido a su predecesor, excepto que, al menos a gusto personal, tanto la música como el estilo urbanizado del juego es mucho menos memorable en comparación con Jet Set Radio. Si bien el gameplay es mucho más agradable, profundo y fácil de dominar en la obra de Team Reptile, dudo que vaya a pasar a marcar un lugar en la memoria del videojuego como sí lo hizo en su momento el título de Sega. Muchas veces una obra, por muy imperfecta que sea, puede ganarse su propio espacio con ese factor equis que hace que se nos grabe en la memoria. Pero solo el tiempo dirá si estoy en lo correcto o no. Por ahora, sólo queda destrozar las calles con nuestros trucos, pintar las paredes con nuestro estilo y joder a la policía.
Esta crítica ha sido realizada con una copia digital para Steam adquirida por el propio equipo y otra para Switch facilitada por Meridiem Games.