One Military Camp entra en acceso anticipado tras varios años de desarrollo
Nunca olvidamos que el tiempo pasa muy rápido. No obstante, se trata de una idea que tenemos tan arraigada en nuestra mente que solemos pasarla por alto casi siempre y no es hasta que nos paramos a hacer cuentas que todo su peso cae sobre nosotros. Así pues, el mundo que este Atlas debe cargar hoy debe su carga a One Military Camp.
Hace un año aproximadamente, pude hablar con Miguel García, director creativo de Abylight Barcelona, sobre su nuevo título de gestión de campamentos militares. Aquella conversación dio para una reflexión interesante sobre la ambientación bélica en tiempos de guerra, pero como sucede habitualmente en un medio tan masificado como este, ahí quedó la cosa. Un juego más, una nueva demostración que pronto quedaría lapidada por la siguiente en la cola, así sucesivamente. El fomo en la prensa de videojuegos es una realidad con la que tenemos que convivir, por lo que hay que aprender a soltar y dejar ir, para centrarse en aquello que viene. En aquella conversación, el equipo indicó sus intenciones de lanzar al mercado One Military Camp en el último trimestre de 2022.
Pero las cosas de palacio van despacio y finalmente el título ha visto la luz en acceso anticipado este mes de marzo, unos pocos meses después del plazo inicial. Esta situación no es nueva, los retrasos son una parte inseparable del desarrollo de videojuegos. Conforme el tiempo avanza y la tecnología se desarrolla, junto a las mayores facilidades para el desarrollo aparecen también ambiciones más grandes, por lo que los tiempos de producción no tienden a disminuir, a lo sumo, logran mantenerse. Lejos queda el origen de este nuestro medio, lejanos son los desarrollos de semanas o meses, aquí prácticamente cualquier intención creativa tiene una barrera temporal que se cuenta en años.
Cuando desde Abylight presentaron One Military Camp, ya llevaban más de un año trabajando en él. Ahora, un año después, se espera que como poco su periodo de acceso anticipado dure unos seis meses, que fácilmente podrían duplicarse. Los segundos se suceden, el tiempo se escurre, la vida es eso que pasa desde que un juego se idea hasta que ve la luz en el mercado y es algo que no siempre alcanzamos a ver.
Periódicamente nos reunimos emocionados delante de la conferencia de turno, esperando nuevos anuncios que nos mantengan emocionados durante los próximos meses y periódicamente olvidamos que ese tráiler lleva detrás años de trabajo, en el anonimato, hasta alcanzar un nivel mínimo de producción que asegure que la inversión en publicidad vale la pena. De la misma forma, cuando la frecuencia de anuncios baja el ritmo tras grandes eventos, como los que disfrutamos cada verano, reprochamos a la industria que nos tiene descuidados, sin caer una vez más en que cada publicación viene de algo más. A no ser que nos contentemos con un pequeño teaser, con un letrero y un paisaje bonito (The Elder Scrolls VI, te estoy mirando a ti), hay que asumir que no nos queda otra que armarnos de paciencia. De la misma forma, mucho se achaca la llegada de títulos a la nueva y a la vieja generación, que impiden explotar todo el potencial de estas nuevas y flamantes consolas, sin plantearse la posibilidad de que en el nacimiento de ese juego que estamos disfrutando ahora, las palabras “nueva generación” apuntaban a consolas distintas, puesto que las actuales aún se encontraban lejos de ser anunciadas al público general.
Pero hoy no tenemos que esperar, hoy es día de lanzamiento (hace unos días, realmente) y todas las promesas y objetivos para el desarrollo de One Military Camp son ahora características que caen bajo la mirada y el análisis de los jugadores. No estamos delante de una versión final, pero si de una que ofrece una experiencia completa. El equipo ha compartido la hoja de ruta a seguir en los próximos meses, donde prometen añadir toda una serie de elementos no presentes a día de hoy, así como responder a las demandas del público.
El tiempo ha pasado desde la última vez que hablamos de este juego. Algunas cosas han cambiado mucho, otras no tanto. La guerra que señalamos por aquel entonces era un fenómeno reciente, ahora ya es parte de la rutina global. Desde una posición acomodada, es fácil olvidar durante un rato los horrores que asolan el mundo, cuyo acto de presencia en nuestras casas sucede durante la hora de la comida y poco más.
Yo también he cambiado. Cuando escribí aquel texto, apenas llevaba unos meses picando teclas en HyperHype, mientras que ahora es parte de mi rutina de una forma tan natural como lo es el desayunar por las mañanas. Mucho aprendizaje y desarrollo por detrás, los redactores no dejamos de ser un juego en producción, uno que avanza, pero no cuenta con una fecha de lanzamiento final. La vida sigue pasando. Nosotros seguimos cambiando, creciendo y cayendo de vez en cuando, a veces todo va sobre ruedas y otras la existencia es un total desastre, pero por suerte siempre tendremos los videojuegos, como lugar donde acudir a celebrar o a refugiarnos.