En 2023 vuelve Fumito Ueda
Estas líneas que escribo son las últimas que mis dedos elaborarán este año. Un último texto antes de empezar 2023. No podía ser de otra manera, para culminar un ciclo de mi vida notablemente marcado por la prensa digital, principalmente aquí, en HyperHype. Pero más allá de esta visión idílica, es imposible encontrar un camino llano. Comentar la actualidad es complicado estos días, que parecen recogerse en un limbo entre navidad y año nuevo, tiempo en el que apenas pasa nada. Todo queda congelado, aguardando el nuevo comienzo para volver a cargar de carbón el horno. Así que, fue muy fácil preguntarse ¿qué diantres se supone que tengo que hacer ahora?
Tras tanta duda, una sola palabra fue suficiente para captar mi atención y mi planteamiento: GenDesign. Este estudio, formado por veteranos del Team ICO y dirigido por Fumito Ueda, ha dejado caer, en la columna anual de la revista Famitsu, que esperan compartir con el mundo detalles de su nueva obra este 2023. Poco más se añadió a las declaraciones del directivo. Poco más se necesita. Son unos cuantos los nombres de creativos japoneses capaces de resonar con sólo citarlos. Pese a no ser muchas, las obras de Fumito se valen por sí mismas para asegurar su sitio en el medio. Hace ya más de dos décadas, ICO llegaba a PS2 para mostrarnos que la cantidad no siempre es el factor de peso principal.
El término acuñado por el creativo tras trabajar en ICO se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de algunas de las obras más destacadas del medio. Es difícil pensar en que añadir a un título, decidir que desafíos, mecánicas o características introducir para ofrecer una experiencia amplia y compleja. Pero más complicado es decidir que quitar. Identificar las bases del título, buscar aquello que realmente importa, y despojarlo de todos los añadidos superfluos, como quien poda un bonsái, recortando sus hojas para que sea el tronco de ese pequeño árbol lo único que despunte. En 2001, reducir y simplificar una producción traía consigo grandes beneficios en cuanto a rendimiento y otras características técnicas. Cuanto menos haya, mejor para la consola. Pero ha llovido mucho desde entonces. Las consolas han mejorado notablemente su capacidad de procesado, por lo que el resto de videojuegos ha evolucionado en consonancia. Desde luego, también lo han hecho las obras del Team ICO, primeramente con Shadow of the Colossus, que todavía luchaba por exprimir la potencia de la PS2 pero más notablemente con el eternamente retrasado The Last Guardian, que tenía que enfrentarse a una videoconsola dos generaciones mayor a la que reproducía el anterior título.
Ya en este caso, se recalcó la necesidad de introducir nuevos elementos, unidos a una suerte de combinación de las mecánicas principales de las anteriores producciones, con sus alteraciones pertinentes. Pero el público es caprichoso. Un nuevo título, posiblemente exclusivo de sistemas de última generación tiene que ofrecer mucho más que un pequeño cambio. Siempre queremos más, y lo queremos mejor, y GenDesign se encuentra en mitad de la cuerda floja, en un punto donde una mala decisión puede traducirse en una pérdida de su esencia o en una falta de innovación. Los nombres pesan, y si el apellido del creativo nipón puede ser un arma extremadamente valiosa para la confianza de sus seguidores, puede tornarse en su contra rápidamente.
De una forma u otra, siempre nos quedará Team ICO y su legado, en forma de tres de los juegos más influyentes del medio, así como todas las obras que se han servido de sus valores para dar luz a producciones determinantes. Elden Ring, juego del año, no sería como es de no existir este equipo. Así pues, este legado permanece, y seguirá presente en este medio que tanto disfrutamos el año próximo, así como los siguientes. Sin mucho más que añadir, espero que este 2023 nos traiga no sólo buenas nuevas de esta producción, sino un sinfín de anticipos de “las cositas que se vienen”, para poder seguir ilusionándonos jugando. Y por supuesto, no puedo despedirme sin desearos un buen año, también en el mundo de allá fuera, que no todo es jugar, para lo bueno y para lo malo.