Vuelta al cole
Crear videojuegos es complejo. No es tan sencillo como coger una cámara y ponerse a grabar, o buscar una hoja en blanco y comenzar a escribir. Todas llevan una preparación previa sobre lo que se quiere hacer, pero hacer videojuegos como tal es muy complicado. Tienes que saber de todo un poco, lo más seguro es que necesites ayuda externa y, si estás empezando, que no se te ocurra algo más ingenioso que darle a un mapache una escopeta. A esto se le añade que, al ser un medio completamente dependiente de la tecnología, hay que conocerla y bien. Los videojuegos son un lujo (Sony ha tenido a bien recordárnoslo) y por algún sitio habrá que empezar. Ponerse siempre es lo más complicado, más aún si no tienes ni idea, y tener un pequeño impulso o palabras de aliento nunca está de más.
Sakurai ha abierto un canal de YouTube de divulgación. En videos bastante cortitos, explora un tema concreto desde su perspectiva tras tantos años dentro de la industria. Casi se siente como una entrevista en la que él pone las preguntas, pero eso no es de lo que quiero hablar. La cosa es que no recuerdo a alguien tan importante dentro del mundillo que se haya lanzado a hacer este tipo de cosas de forma completamente altruista. Él mismo lo dice, que ni va a monetizar el canal ni nada, que lo ve como una inversión a futuro para que tengamos mejores juegos, y es algo que hay que celebrar y mucho. Además, los videos están enfocados para que no sean clases concretas sobre elementos avanzados, sino que todo el mundo puede verlo y aprender algo nuevo.
Asimismo, uno de los videos que creo que son más importantes (por ahora lleva solo seis) es que hacer videojuegos no es un juego. Es un trabajo, y bastante duro. Disfrutar de tu trabajo está bien, es un incentivo más para que le pongas empeño y cariño a la tarea, pero como es un trabajo vas a tener que hacer cosas que no te llaman demasiado. Desde siempre se tiene esa imagen del que dice trabajar de videojuegos como alguien con camiseta hawaiana, gafas de sol y forrado de pasta. Encima si te pagan simplemente por jugarlo ya es la repera, ¿verdad? Luego uno crece y se entera que ser tester de videojuegos es de todo menos agradecido, que escribir de videojuegos casi nunca paga las facturas pese a la carga de trabajo y que existe una cosita llamada crunch. Es un golpe de realidad que deprime, porque la parte “tocha” de la industria se acerca al colapso creativo cuesta abajo y sin frenos, y la innovación solo se verá en los proyectos pequeños.
Nos acercamos a un futuro extraño cerca del sector, en el que las generaciones más jóvenes ven las apuestas casi a la misma altura que jugar a Pokémon. Que haya una voz reconocida como Sakurai aconsejando y enseñando de forma completamente altruista es un hecho que hay que agradecer y mucho. Existen cientos de divulgadores y profesores buenísimos esparcidos por redes sociales, como por ejemplo Rafa Laguna, y son más que bienvenidos y no hay que desprestigiar sus enseñanzas, pero es que este tío ha hecho los juegos con los que he crecido, los que me han hecho amar el medio y los que me animan a trabajar de ello. Si le pones pasión a lo que haces, tienes más posibilidades de que acabe calando, incluso si el receptor no estaba buscando eso en concreto, y por ello es tan necesario que los “grandes” y con más experiencia estén dispuestos a enseñarnos más a menudo.
No sé si se ha notado pero admiro un poco a este señor.